¿Cómo te sentirías si estuvieras atrapado en un ciclo interminable que requiere que hagas las mismas cosas una y otra vez para superar una situación espinosa? Enjaulado en su propia vida, el protagonista de Doce minutos (o 12 Minutos) solo tiene una forma de salvar a su esposa del cargo de asesinato, revivir los mismos interminables minutos de terror que destrozaron su existencia.
Doce Minutos, el thriller narrativo escrito por la desarrolladora luis antonio, trata de declinar el tema del loop de una forma muy peculiar, sin elementos sci-fi o sobrenaturales, pero manteniendo alta la tensión del jugador/espectador mientras ve una rutina diaria.
¿El resultado final estará a la altura de la fascinante premisa? Descúbrelo leyendo nuestra reseña.
Una cena romántica a la luz de las velas se convierte en una pesadilla, 12 minutos son suficientes para cambiar la vida de una persona, son los que transcurren entre el ingreso a la casa y la llegada de un sujeto sombrío que dice ser policía. El protagonista de Doce Minutos es un hombre corriente que se encontrará tirado en el suelo de su salón, mientras su mujer está esposada, acusada de asesinar a su padre.
Luego, de nuevo en pie, en su acogedor hogar, con su esposa concentrada en los preparativos finales para esa maravillosa velada en pareja. ¿Fue todo un sueño? ¿Puede ser tan nítido y real? La escena se repite, una y otra vez, no, no es un sueño, somos atrapado en un ciclo sin fin de la que no podemos escapar a menos que algo cambie y nos lleve a la solución del enigma.
¿Qué podemos hacer como jugadores para comprender los eventos y detener el bucle? Twelve Minutes es, en sus bases, un point and click en el que con la tecla A podemos hacer que el personaje camine, interactúe con objetos y personas, arrastre los elementos del inventario donde creamos que se pueden utilizar. El jugador, por lo tanto, tiene la tarea, a través de estos simples movimientos, de influir en la evolución de los bucles, descubriendo cosas nuevas, obteniendo información útil con el objetivo de descubrir la verdad sobre el asesinato.
El thriller empaquetado por Luis Antonio puede considerarse una suerte de rogue-lite narrativo, de hecho al comienzo de cada ciclo no se conservan los objetos recogidos en el anterior, las interacciones realizadas deben repetirse para obtener el mismo efecto o uno diferente. uno, mientras que la información obtenida se guarda y se utiliza para tener nuevas opciones de diálogo o para revelar la ubicación de objetos particulares. Por ejemplo, el nombre de una persona importante para la investigación permanecerá en la memoria del protagonista, lo mismo ocurre en el caso de un número de móvil.
Con esta dinámica, Twelve Minutes involucra al jugador en una búsqueda del tesoro donde cada pequeño paso es un gran logro. Desde el punto de vista de la inmersión, el título publicado por Annapurna hace muy bien su trabajo gracias a una ambientación de altísimo nivel sustentada en pequeños pero detallados ambientes, una vista desde arriba que nos da una perspectiva de conjunto, animaciones bien cuidadas y el excelente doblaje en inglés de Willem Dafoe, Daisy Ridley e James McAvoy (los subtítulos en español están disponibles).
Aunque son pocos los ambientes que se pueden explorar (sala de estar, dormitorio y baño), la cantidad de acciones posibles es muy alta, casi cualquier objeto se puede coleccionar, combinar con otros y utilizar de diversas formas para dar vida a escenarios de diversa índole. . Esta estructura, apoyada en una narrativa muy fascinante, siempre mantiene al jugador en tensión. en solo minutos de 12 intente probarlos todos para desentrañar el problema.
Entonces, ¿es oro todo lo que reluce? No, porque Twelve Minutes también tiene problemas críticos en forma de opciones narrativas y de guión que invalidan algunas propuestas de la premisa inicial.
Empecemos por el último punto analizado, es decir, las grandes posibilidades que ofrece la interacción. Es un hecho que se puede experimentar mucho, incluso realizando acciones bizarras, macabras y creativas; el problema surge cuando uno se da cuenta de que a menudo y de buena gana nuestras percepciones no son recompensadas con un avance de la historia. Twelve Minutes no es, de hecho, un juego narrativo de encrucijada en el que tomar un camino en lugar de otro aún conduce a algo. Si en otros juegos que tienen estas características AB y C dan tres resultados diferentes, en Doce Minutos hay que elegir uno, siendo viables las otras dos opciones, pero sin puntos de venta.
Esto sucede porque hay requisitos de secuencias de comandos que no se pueden omitir. Eso sí, para llegar a la información no solo hay una forma, sino que, entre un método y otro, como mucho, puede cambiar el orden de las acciones realizadas. Esta elección puede resultar frustrante a la larga porque desmoraliza a quienes tienen mucha inventiva.
Además, existen forzamientos evidentes que vuelven a poner al jugador sobre los rieles impuestos por el guión si intenta atajos que, a primera vista, también tendrían sentido. Por ejemplo, intentamos dar un objeto de vital importancia al policía, pero se rió de nosotros y nos noqueó. Volvimos a intentar unos cuantos bucles más tarde y esta vez lo aceptó a medida que avanzaba la historia. Es obvio que el desarrollador quería que hiciéramos eso exactamente en el momento que él decidió de antemano, pero reiteramos que es un tramo que nos ha desanimado un poco porque hizo añicos nuestro plan.
Se pueden dar otros ejemplos, sin hacer spoilers, de cierta omnisciencia del policía, de su insensata irracionalidad en momentos narrativos en los que ya no debe estar enojado y desconfiado porque la situación va cambiando a favor de los protagonistas. En resumen, esta libertad limitada, aunque comprensible, podría mejorarse con opciones menos degradantes para la nariz del jugador.
La longevidad del titulo es muy subjetivo, te podriamos decir dos horas, cuatro horas, ocho horas, hasta diez, depende de cuanto le tome a cada usuario individual entender que hacer y tambien de sus intenciones, es decir, si es satisfecho con ver uno o dos finales o quiere desbloquearlos todos.
En todos los casos, Doce Minutos sigue siendo una obra magnética con una historia interesante y excelentes ideas, algo de ingenio no lo lleva al Olimpo, pero tampoco lo entierran tan terriblemente, como lamentablemente está sucediendo en Metacritic por un ilógico bombardeo de reseñas.