La saga Super Mario es sin duda una de esas que cuentan con un sinfín de acompañantes y actores secundarios casi a la altura del verdadero protagonista. Esta nueva exclusiva para Nintendo 3DS está dedicada a Yoshi, el simpático dragón verde que una vez más será llamado para ayudar a Mario y Luigi perdidos en un mundo colorido y lleno de peligros.
Revisión de WelcomeGaming
La historia del juego, simple y con rasgos infantiles como la mayoría de los títulos de Mario, ve a una cigüeña entregando dos bebés a la familia equivocada. El pájaro se ve obligado a retroceder pero en el camino es atacado por Bowser Jr. y sus compañeros, quienes secuestran a Baby Luigi mientras Baby Mario cae en un pequeño planeta desconocido. El bebé fontanero, sin embargo, no se quedará mucho tiempo solo porque el planeta en el que cayó es el de los Yoshis que lo cuidarán ayudándolo a encontrar a su hermano perdido.
La mecánica de la "nueva isla" de Yoshi es simple y con fuertes referencias a aventuras pasadas. Estamos ante un título que se centra por completo en los cimientos históricos de la serie más que intentar dar ese paso hacia la novedad, aprovechando quizás el potencial que ofrece la 3DS. Nuestro dragón verde, que será reemplazado por un compañero de otro color al final de cada nivel, es capaz de saltar, deslizarse, producir y lanzar huevos, todo en un mundo de plataformas que se supera con una facilidad desarmante para cualquier tipo de jugador. Parece que el target de la serie se ha desplazado hacia un público aún más joven, un público infantil al que difícilmente se permite perder. Al igual que en el último “New Mario”, cuando los enemigos golpean a Yoshi, no te encuentras con el clásico Game Over, sino que el pequeño Mario termina en una burbuja flotante que le da tiempo a Yoshi para recuperarse y atraparlo cómodamente.
Los huevos, que seguirán al dragón como una larga cola, son generados por lindos cubos sonrientes o simplemente por comer enemigos. A pesar de ser de diferentes colores, los huevos que Yoshi lleva consigo tienen todas las mismas características (por desgracia) y el jugador puede dispararlos para eliminar enemigos, activar interruptores o recoger los numerosos coleccionables que el estudio de producción ha escondido en el juego. Los coleccionables parecen ser la parte más desafiante del juego, tanto que los desarrolladores han optado por dedicar toda la pantalla inferior a estos últimos, eliminando el clásico mapa de exploración y sustituyéndolo por un contador de los coleccionables recolectados. El mimo puesto en la investigación y en los pequeños puzles ambientales que esconden los coleccionables no parece haber sido puesto de nuevo en la aventura del dragón que se puede acabar en unas pocas horas sin ninguna dificultad. Incluso los jefes saben que ya los han visto, y muchos de ellos no requieren más que unos cuantos saltos de cabeza para ser derrotados. La linealidad de los mundos del juego solo la rompen algunos minijuegos, normalmente situados en niveles medios y que aprovechan el giroscopio de 3DS. Estos mini-pasatiempos ven al pequeño dragón transformarse, de vez en cuando, en un medio de transporte diferente: un vagón, un avión, un globo aerostático, etc... siempre con la intención de transportar a Baby-Mario lejos del peligro y recolectar el coleccionable. colocado al final del minijuego.
La única otra sección que, aunque sea mínimamente, logra diversificar un nivel del otro es la de los enemigos gigantes, que pueden ser tragados por el dinosaurio y transformados en enormes huevos que se lanzan para destruir los elementos del escenario cercano, como como los clásicos caños verdes o rocas.
El nivel gráfico, por su parte, se desprende del pasado para ofrecer una atmósfera con sabor a témpera y pastel. El mundo del juego ha sido dibujado y coloreado a mano y mantiene un marcado contraste con los modelos poligonales de los personajes y algunos elementos ambientales como plataformas suspendidas y ladrillos. Sin embargo, el título sigue siendo brillante y colorido pero con un sector técnico inferior a los otros títulos en circulación, incluso el modo estereoscópico es tenue sin brindar mucha satisfacción dada la casi totalidad de elementos y escenarios bidimensionales.
En el frente multijugador, Yoshi New Island ofrece una especie de modo desafío: al completar los mundos de aventura, será posible desbloquear minijuegos para dos jugadores que se pueden jugar incluso con una sola copia del juego. La consola invitada podrá conectarse a la red para descargar los datos de juego necesarios que serán activados por la consola con el cartucho de juego. Los minijuegos multijugador no son más que variantes para 2 jugadores de minijuegos ocultos dentro de la aventura y no añaden prácticamente nada más a la experiencia de juego.
Yoshi New Island es un título que sigue fuertemente anclado a un pasado poco funcional a las expectativas de futuro. Los desarrolladores del pequeño dinosaurio se han propuesto crear un juego fuertemente basado en la seguridad de sus predecesores sin tratar de excederse con grandes opciones en términos de jugabilidad. Las novedades son pocas y no involucran al jugador que quedará bastante impresionado por la facilidad del título. El nivel técnico no resiste la comparación con el resto de juegos en circulación y los gráficos hechos con lápices de colores no hacen más que confirmar el target infantil del título. Yoshi new Island es un regalo de bienvenida para los más pequeños que aún no conocen por primera vez la Nintendo 3DS pero, dado el ritmo de aprendizaje de los niños de hoy, no tardarán mucho en terminar la aventura principal y lanzarse a un cualquier otro título de Mario.